Yo sin ninguna escoba que vender, tú con mil y una noches que olvidar;
A mí no me quería un hombre, a ti se te moría una ciudad.
Tú habías perdido el último autobús, a mí me habían echado de otro bar;
Los mismos alfileres de vudú, el mismo cuento que termina mal.
Pero quiso el cielo bautizar el suelo con su gota a gota y con champú de arena para tu melena de muñeca rota y tu mirada azul me dijo a cara o cruz
o cruz
No hay comentarios:
Publicar un comentario